El turismo, es sin dudas una de las actividades que más perjudicadas se han visto en la actualidad, la primera en paralizarse y la última, tal vez, en reactivarse, pero sin dudas, una vez abiertas las fronteras, su recuperación será lenta pero continua.

Pero, ¿cómo será el nuevo paradigma de los viajes?.
Mas allá de los estrictos protocolos de higiene que se implementarán en los aeropuertos, durante los vuelos, los hoteles y las ciudades, el turista deberá incorporar hábitos que sean sostenibles en el tiempo para poder empezar a practicar un turismo más amigable con el medio ambiente y y las comunidades.

Hemos observado que en todos los destinos a nivel mundial, donde la masa de turistas no merma nunca durante el año, las aguas se han aclarado, los animales han regresado y la contaminación ha disminuido.
Estos acontecimientos, que surgieron de manera inesperada por haber detenido nuestro ritmo durante unos meses, son llamados de atención para que como viajeros o turistas comencemos a ser mas responsables con el impacto que generamos en cada territorio mientras nos movilizamos. Y estos impactos no solo se generan en el medio ambiente, sino también en las comunidades locales, que han sufrido durante años el avasallamiento del turismo de masas, sin hacer mediciones del daño que ocasionan en cada lugar.

Si bien las masas comenzarán a movilizarse nuevamente, es momento de que sea el turista quien comience a prestar atención a las pequeñas cosas, ya que no todo se basa en cumplir con un gran listado de lugares a visitar para poder contarle a tus amigos que allí hemos estado, sino es importante poder comprender el destino desde una mirada más local y empática, que generen experiencias enriquecedoras a nivel cultural y humano, sin lugar a dudas sucesos que serán recordados siempre. Por eso los detalles importan en cada viaje, por ejemplo comprar una Croissant en una panadería de barrio en una ciudad francesa, o detenerse a tomar un café en alguna callecita de Roma o simplemente tomar un mate contemplando el atardecer en cualquier ciudad del mundo.

Nosotros somos los responsables de que nuestro impacto sea positivo, tanto en nuestro comportamiento con el medio ambiente como en nuestro comportamiento económico y social, lo que les permitirá a las comunidades un desarrollo sustentable y sostenible para que puedan ser visitados por nuestras futuras generaciones.

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